ELENA BACA HIDALGO
Terapias alternativas en el tratamiento del insomnio
El insomnio es un
trastorno del sueño que en muchas ocasiones no llega a tratarse, lo que conduce
al empeoramiento de la salud física y psicológica, teniendo una repercusión
directa en los ámbitos social, funcional y económico y, por tanto, la calidad y
esperanza de vida se ven mermadas (Álvarez, 2016).
Este trastorno tiene mayor prevalencia en adultos de entre 70-79 años, siendo más frecuente en mujeres (26%, llegando al 41% en mayores de 80 años) que en hombres (23 %). A pesar de ser un problema frecuente, son pocas las personas solicitan tratamiento de forma específica. Es fundamental establecer un tratamiento para tratar este trastorno, siendo recomendable (Medina-Chávez, 2014):
Este trastorno tiene mayor prevalencia en adultos de entre 70-79 años, siendo más frecuente en mujeres (26%, llegando al 41% en mayores de 80 años) que en hombres (23 %). A pesar de ser un problema frecuente, son pocas las personas solicitan tratamiento de forma específica. Es fundamental establecer un tratamiento para tratar este trastorno, siendo recomendable (Medina-Chávez, 2014):
1) Buscar las causas que produzcan el insomnio
y proceder a su manejo.
2) Establecer terapias no
farmacológicas que incluyan medidas higiénicas del sueño y terapias
conductuales.
3) Aplicar un tratamiento
farmacológico.
Solamente en el caso de que los dos
primeros no sean efectivos, debe aplicarse un tratamiento farmacológico. A la
hora de tratar este problema, se suele hacer uso de benzodiacepinas y depresores del sistema nervioso central, no
obstante, su acción provoca una limitación en las actividades de la vida diaria
además de conllevar una dependencia del tratamiento. Por ello, su uso ha de ser de corta
duración y debe estar supervisado por profesionales sanitarios (Martínez Sebastiá, 2017).

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La participación activa de
la persona afectada en su propio tratamiento permite una mejor adherencia, pues
la motivación y el compromiso en el proceso permitirán una evolución más
efectiva. Se pueden realizar multitud de
terapias alternativas al método farmacológico, en las que encontramos (Medina-Chávez, 2014; Álvarez, 2016; López de Castro, 2016):
v
Educar
el sueño. Una terapia educativa permitirá realizar cambios en aspectos básicos
del sueño, tratando las causas que producen este trastorno y analizando los
comportamientos y factores que afectan en él.
v
Reestructuración
cognitiva. Mediante esta terapia se ayuda a controlar las preocupaciones y a
redirigir los pensamientos negativos que producen el insomnio.
v
Restringir
el sueño. Limitar el tiempo de estar acostado es esencial para mejorar el sueño.
v
Controlar
los estímulos e higienizar el sueño. Consiste en eliminar los factores externos
que influyan en el sueño e induzcan el insomnio.
v
Técnicas
de relajación. La aplicación de métodos como el mindfulness, promueven la
relajación muscular y psicológica de la persona, induciendo el sueño, ayudando
al control del estrés y favoreciendo los pensamientos positivos.
v
Terapia
de grupo. Puede ser utilizada de forma complementaria a la terapia individual,
de modo que al pertenecer a un grupo de personas que presentan el mismo
problema, se dan apoyo mutuo y sirve de aprendizaje a través de la experiencia
de los demás.
v
Fototerapia.
En el caso de quienes trabajen por la noche y en adolescentes, esta terapia
permite modificar los tiempos del sueño.
v
Risoterapia.
Esta técnica ha demostrado ser eficaz en la relajación, además de aportar grandes
beneficios como la mejora de la autoestima, entre otros (Valera Fernández, 2016).
Como conclusión, podemos decir que es fundamental realizar un diagnóstico de los trastornos del sueño, en este caso el insomnio, pues influye directamente en la vida de la persona que lo sufre. De este modo, se podrá llevar a cabo un tratamiento eficaz que permita regular este trastorno, encontrando una gran variedad de medidas no farmacológicas y, solamente cuando sea necesario aplicar fármacos.
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Bibliografía:
- Álvarez, M.A., González, M., & Ortuño, F. (2016). Tratamiento del insomnio. Medicine-Programa médico de Formación continuada acreditado, 12(23), 1359-1368.
- Valera Fernández, M. R., Coletas Juanico, J., Ramírez Sánchez-Carnerero, M. A., Gracia Arnau, A., Valera Fernández, A.B., & Marín Artero, M. J. (2016). Trastornos del sueño y trastornos de la conducta alimentaria. Relajación con risoterapia. Estudio piloto. Revista de enfermería y salud mental, (3), 5-12.
- López de Castro, F., Fernández Rodríguez, O., Maraque Ortega, M.A., & Fernández Agüero, L. (2016). Abordaje terapéutico del insomnio. SEMERGEN-Medicina de familia, 38(4), 233-240.
- Martínez Sebastiá, N., Anarte Ruiz, C., Masoliver Forés, A., Gargallo Monserrate, A., & Ferreruela, I. L. (2017). Insomnio: Abordaje terapéutico desde Atención Primaria. RqR Enfermería Comunitaria, 5(1), 27-37.
- Medina-Chávez, J. H., Fuentes-Alexandro, S. A., Gil-Palafox, I. B., Adame-Galván, L., Solís-Lam, F., Sánchez-Herrera, L. Y., et al. (2014). Guía de práctica clínica. Diagnóstico y tratamiento del insomnio en el adulto mayor. Revista Médica del Institto Mexicano del Seguro Social, 52(1), 108-119.


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